domingo, 22 de febrero de 2015

DOMINGO 1° DE CUARESMA


Este primer domingo de la Cuaresma, nos invita, a la vez, a mirar a la primera alianza con otros ojos, y también a la alianza nueva o última con nueva esperanza. Pero para conseguir esta mirada, el secreto está en un acceso más asiduo y más auténtico a la Palabra. Cuaresma, tiempo de escucha de la Palabra del Evangelio, de reflexión, de fidelidad. Y todo como una preparación para la Pascua. Porque el creyente es invitado aquí y ahora a vivir en camino hacia la Pascua, sin renunciar a su historia humana y en esa historia de la salvación.


DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

El arco iris es señal de la Alianza entre Dios y la humanidad. Esta alianza posterior al diluvio tiene una particularidad: se establece con todos los seres vivientes que están con los seres humanos, pájaros, ganados y fieras. Esta armonía y convivencia entre el ser humano y los animales recrea la situación paradisíaca, ya que en el Edén todos los seres habitaban sobre la tierra pacíficamente. Un mundo que vive en alianza con Dios es un mundo en paz.

Lectura del libro del Génesis 9, 8-15

Dios dijo a Noé y a sus hijos: “Yo establezco mi Alianza con ustedes, con sus descendientes, y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra. Yo estableceré mi Alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra”. Dios añadió: “Este será el signo de la Alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros: Yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi Alianza con la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas, me acordaré de mi Alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales”.
Palabra de Dios.

Salmo 24, 4-5b. 6. 7b-9

R. Tus senderos, Señor, son amor y fidelidad.

Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R.

El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R.

II LECTURA

La carta contiene una comparación entre la alianza que Dios hizo con Noé y la que hace con nosotros en el Bautismo. En ambos casos, el símbolo es pasar por el agua que nos renueva y no une a Cristo.

Lectura de la primera Carta del apóstol san Pedro 3, 18-22

Queridos hermanos: Cristo padeció una vez por los pecados –el justo por los injustos– para que, entregado a la muerte en su carne y vivificado en el Espíritu, los llevara a ustedes a Dios. Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros, a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos –ocho en total– se salvaron a través del agua. Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los Ángeles, las Dominaciones y las Potestades.
Palabra de Dios.

EVANGELIO

En el desierto, Jesús “vivía entre las fieras”. Esta situación reproduce la imagen del paraíso, donde el ser humano vivía pacíficamente en medio de los animales. Jesús se nos presenta como el nuevo Adán, el ser humano renovado, sin pecado, que ha vencido todas las tentaciones. También nosotros, desde nuestra fragilidad, queremos vivir la Cuaresma como ese desierto, porque dejamos atrás el pecado y somos conducidos a la vida nueva de la gracia.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 12-15

El Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían. Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.

Este proyecto NO será desalojado de la historia…

Todo lo que está ocurriendo es tremendo ¿no os parece? El eco del sufrimiento ajeno y propio está sentado en algún lugar en nuestra mente, esperando con ansia nuestra mirada sincera y atenta. Ciertas imágenes de dolor se han adherido a nuestras retinas y se vuelven incluso más nítidas cuando cerramos los ojos. El horror de la violencia, el conflicto, el hambre, la miseria, la soledad, el desempleo, la falta de horizontes. La farsa del sainete político que dirige nuestras vidas y cuyas decisiones invisibilizan minuto a minuto a millones de seres humanos que no sirven a sus intereses, la codicia y voracidad del sistema de poder que generan muerte lenta y silenciosa. Pecado Indecente…

Hundidos en esta desesperanza no siempre es fácil localizar y elevar bien alto lo que aún queda de digno en todo ese magma caliente e injusto, barrizal correoso, en que se convierte a veces el mundo y nuestro interior.

Además, ante el sin sentido, aparece la más cotidiana de las tentaciones: ojos que no ven, corazón que no siente... No pensar para no descubrir la realidad. No leer para no deprimirse, para no cambiar el tono, la buena onda. Liarse la manta a la cabeza. No analizar para no darse cuenta del horror, ceder el pulso a la impotencia. No mirarnos para no enfrentar nuestra miseria, la debilidad, nuestros recovecos. Tenemos miedo de observar el desierto, o lo que es peor: nos hemos acostumbrado a mirarlo de soslayo, deprisa y corriendo, en diagonal. Nos hemos acostumbrado a acercarnos a él con ánimo tranquilizador de conciencia… pero nada más. Y con todo esto, el que sale perdiendo es nuestro corazón, que acaba por eso, por no sentir, por no querer saber…

Dios sabe de todo esto, lo sufre y lo acoge, aunque le duela. Y como quiera que es tozudo y luchador y resulta que no soporta vernos inmersos en diluvios y lodos…, nos mira a los ojos, tierno, sereno, pero firme… presente. Nos agarra de los hombros y nos zarandea con suavidad, nos sacude la maraña, nos aclara la mente, depura nuestros ojos y nos abre el oído y el entendimiento: Mi Proyecto de Amor NO será desalojado de esta historia, NO va a pasar sin más…Luchad por él!… Esta es la gran certeza, el mayor de los gritos proféticos del mundo. Las palabras pronunciadas que nos infunden la fuerza para poder mirar y atravesar el dolor, para poder volver nuestros pasos al desierto y ser capaces de sopórtalo. Su presencia en nuestra mente y alma es la que nos da el valor para romper el sufrimiento y luchar por transformarlo, porque el dolor NO tiene la última palabra… porque Él no se aparta, porque su esperanza está decidida a habitarnos a tejer la carne de nuestro corazón.

Esta gran alianza duradera y universal es recordada hoy en el Pacto con Noé. “Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes…”. Es recordada especialmente en el comienzo de la Cuaresma, periodo de gracia que nos invita a la vida, que nos lanza al encuentro con la Resurrección, sin miedo a transitar la Pascuas de nuestros corazones. La Pascua del Mundo. Jesús desde su experiencia privilegiada de Dios también se une al empeño, a ese grito profético de Amor revolucionario, proclamando el mensaje a los espíritus encarcelados. Devolviéndonos la libertad y animándonos a cultivar una conciencia radicalmente buena, preñada de ética. Bienintencionada.

Está cerca el reino de Dios: … creed

El evangelio de Marcos sincroniza hoy el comienzo de nuestra Cuaresma nada más y nada menos que con el principio de la opción de Jesús. Dios es así: “… está loco y quiere que nosotros también nos volvamos locos...” nos asemeja a Jesús… Nos envía a nuestra tierra, a nuestros mares, a nuestras Galileas de nombres y apellidos concretos y reales, de calles que pisamos de verdad, de ojos con los que nos cruzamos diariamente… es ahí donde nos imagina trabajando, ahogando las sabias del dolor, de la indignidad. Es ahí donde quiere poner su arcoíris. En la cotidiana tormenta es donde nos invita a luchar por crear verdad, nos alienta a instalar la justicia, a vivir con ternura, a practicar el codo con codo, el abrazo y la sonrisa… Es ahí donde nos invita a CREER que se puede…
¡Juntos/as podemos!


ESTUDIO BÍBLICO

Primera Lectura: (Génesis 9,8-15)
Marco: Gn 1-11 es calificado habitualmente como «orígenes del mundo y prehistoria de la salvación». Estos capítulos hay que leerlos prestando especial atención a los géneros literarios utilizados en la Biblia: en un ropaje literario muy popular, el autor sagrado quiere transmitir a sus lectores realidades muy importantes para el hombre.
Reflexiones
1) ¡Un proyecto de vida para todo hombre!
Dios creó al hombre para la vida, no para la muerte, libre, pero no desligado de El que es la fuente de la vida. Este fue el proyecto de Dios. Los avatares de los primeros pasos del hombre sobre la tierra ponían en riesgo paso a paso este proyecto. Primero, comiendo del árbol de la ciencia el bien y del mal, es decir, queriendo desligarse de la fuente y origen del que había recibido lo que es. Luego, el levantamiento del mal contra el bien, que es lo que significa la historia de Caín y Abel, ponía en riesgo la presencia del Dios bueno para el hombre. Otros relatos que revelan la tensión del hombre frente a un Dios bueno y dador de vida. Toda la humanidad es la universal familia de este Dios providente. El texto sagrado, con su estilo popular; nos recuerda que el hombre poco a poco llevó la injusticia hasta límites desbordantes. Roto el proyecto de Dios, se desequilibró peligrosa y gravemente la relación del hombre con el hombre. En un lenguaje popular; el autor sagrado expresa el «enfado» de Dios contra los hombres, el «arrepentimiento» de haberlos creado. No quitemos nada del frescor de estos términos con sentido antropomórfico bello y expresivo. En nuestro lenguaje diríamos que la situación se hizo intolerable e irrespirable. El diluvio, un símbolo elocuente, representa el combate contra el mal. Es necesario volver a los orígenes y comenzar una humanidad nueva. Expresa la permanente tensión de entonces, y de ahora, del mal contra el bien en todos los planos, que eso significa «injusticia»: abarca todos los ámbitos de la vida del hombre.
2) ¡La fidelidad de Dios a toda prueba!
Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes... Noé es el comienzo de una primera nueva humanidad (sólo Cristo realizará real y plenamente la nueva humanidad en la Pascua). El sentido de la Cuaresma de este ciclo B es preparar y caminar hacia la Pascua, definitiva alianza de Dios con la humanidad. Dios ha realizado una primera alianza. La historia de la salvación está tejida en el cañamazo de la alianza. Dios promete, se compromete y permanece fiel a sí mismo. Nada ni nadie puede romper o destruir su proyecto. Un primer impulso de esperanza en el Dios fiel. A pesar de todo, está ahí, dispuesto a reparar y renovar día a día su tierna y delicada fidelidad. Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades... En un tiempo y un mundo en que valorarnos tanto lo audiovisual, la Escritura nos enseña cómo en la pedagogía de Dios ha estado siempre presente lo audiovisual de forma primaria, pero significativa. El pacto es con toda la tierra, universal. Dios lo es de todos los hombres, aunque más tarde se elija un pueblo. Todo es obra de Dios y todo está bajo la atenta mirada de la providencia. Todo el mundo interesa a Dios porque todo es obra de su amor. En la Pascua definitiva en Cristo volverá aparece esta verdad fundamental para la esperanza y la felicidad del hombre: Pues Dios tuvo a bien hacer residir en Cristo toda la Plenitud, y reconciliar por Él y para Él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos (Col 1,19-20). Y el mismo Jesús nos declaró en la Cena que su Sangre derramada era la alianza nueva y eterna.
Segunda Lectura: (Primera Carta de Pedro 3,18-22)
Marco: 1 Pedro es una homilía pascual-bautismal que procede de los orígenes, atribuida a Pedro (compuesta originalmente en arameo) y que Silvano la estructura ahora como una carta. Es un mensaje bautismal y pascual. Está dirigida a cristianos perseguidos a muerte en Bitinia, Ponto y Galacia. El autor les alienta con este pensamiento central: así como por el bautismo os incorporasteis sacramentalmente a la muerte y resurrección de Jesús, ahora que experimentáis realmente la muerte sangrienta, levantad vuestro ánimo y esperanza porque también participaréis realmente de su resurrección.
Reflexiones
1) El inocente muere por los culpables
Cristo murió por los pecados una vez para siempre... La primera lectura nos ha recordado que la humanidad había colmado y desbordado la medida de su rechazo de Dios cometiendo la «injusticia» (resumen de todos los pecados contra Dios y contra los hombres), pues bien, ahora Cristo es el reparador de la situación de la humanidad. El pecado destruye la dignidad humana. Podemos decir con seguridad que el pecado no es «humano», es «antihumano», porque rebaja la dignidad de la persona humana o la destruye. Jesús afrontó la muerte, el don total de su vida, para restaurar la dignidad del hombre, de todos los hombres. Pero Él era inocente. Sólo su inocencia podía restablecer las relaciones del hombre con Dios y de los hombres entre sí. Para conducirnos a Dios en el que el hombre encuentra la vida, su verdadera identidad y la dignidad de persona humana.
Jesús en la cruz nos libró de la ley, del pecado y de la muerte. Entregada su vida por los hombres, era necesario entablar el definitivo combate con el enemigo frontal del hombre: Así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó Jesús de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud (I-lb 4,14ss). En la «agonía» (duro combate), Jesús mantuvo una lucha frontal para llegar a la raíz del mal de la humanidad. Era necesario que el hombre encontrara su propia identidad de ser libre hechura de Dios. Pero estaba sometido a esclavitud. Esta imagen de la lucha de Jesús contra el enemigo de la vida explica el sentido de la afirmación kerigmática (que ha recogido nuestro credo actual) de la sepultura. La victoria pascual de Cristo ha sido total. Es necesario que ahora nosotros realicemos adecuadamente el camino que nos conduce a la Pascua liberadora y traducirlo en nuestro vivir de cada día. La presencia del cristiano en el mundo es una permanente «agonía» (duro combate), es decir; una lucha sin cuartel contra el mal en todas sus manifestaciones (violencia, injusticia, pobreza, desamor) desde la fuerza del bien.
2) Jesús el nuevo Noé; el bautismo la nueva arca.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente nos salva...
El autor de I Pe insiste en la seriedad de lo que significa el bautismo cristiano. Relaciona este acontecimiento sacramental con aquel acontecimiento del diluvio. Noé y su familia se salvaron de las aguas por cl arca. Y se trataba de salvar una vida real y palpable. Pues bien, el bautismo nos proporciona una salvación real que debe hacerse sensible, palpable y creíble para cuantos realizan con nosotros el camino de esta vida. El creyente se convierte, por el bautismo, en un testigo visible y fiable de la acción salvadora de Dios a través del acontecimiento pascual acaecido en Jesús y actualizado ahora con toda su fuerza por los signos sacramentales del bautismo, Es un nuevo comienzo, como ocurrió entonces. El bautismo supone, sacramentalmente, un nuevo comienzo, una nueva criatura, una forma nueva de amar y de contemplar al hombre y al mundo.
Evangelio: (Marcos 1,12-15)
Marco: Jesús acaba de ser bautizado en el Jordán. En una visión apocalíptica, se nos brinda la oportunidad de comprender en ella la llamada de Jesús a su misión y tarea de Siervo de Yahvé y Mesías con el don del Espíritu que desciende sobre él. A continuación, Jesús se retira al desierto y es tentado. El narrador afirma en este episodio que Jesús es el Profeta esperado, el Siervo de Yahvé, el Mesías ungido por el Espíritu y el Hijo de Dios.
Reflexiones
1) ¿Cuándo y por qué quiso ser tentado Jesús?
El relato de las tentaciones es una catequesis en la que se quiere reflejar cómo Jesús asume solidariamente los dos grandes momentos de la etapa anterior: la historia de la humanidad que, allá en el paraíso, sucumbe a la tentación y la gran peregrinación del pueblo de Dios por el desierto durante cuarenta años. Jesús se solidariza con los protagonistas de ambos acontecimientos, pero desde su singularidad, para darles respuesta adecuada y coherente. Esta presentación catequética, hay que desdoblarla y situarla en la vida histórica de Jesús, si se quiere comprender el auténtico mensaje. Quiero decir; que, siguiendo tanto el relato sinóptico como el joánico de la misión de Jesús, comprobamos que jesús fue tentado durante todo su ministerio, para inducirlo al rechazo de la misión que en el bautismo se le encomienda y que acepta: la salvación a través del verdadero mesianismo y de la tarea de Siervo de Yahvé, que asume la responsabilidad humana. Esta tarea es escandalosa y choca con la concepción en boga en tiempos de Jesús.
2) Contenido de las tentaciones
¿Pan o Palabra de Dios? La primera, el pan, remite al milagro del maná en el desierto. La esperanza judía en el Mesías incluía la repetición y prolongación permanente del milagro del maná. Así lo deja entender claramente Jn 6, según el cual la multiplicación de los panes provoca esta exclamación de los participantes: Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo (Jn 6,14). Jesús vence la tentación retirándose a la montaña y afirmando después ante las gentes:
En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre. La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado (Jn 6,26ss). Una dramatización espléndida, pero que invita a una reflexión más atenta y cuidadosa: el plan de Dios es más profundo, aunque los bienes materiales proceden también de su bondad y son necesarios. He ahí el juego tentación-superación. Ambas cosas son necesarias, pero la Palabra de Dios va más lejos, abarca más hondamente al hombre; la Palabra le rehace más globalmente como criatura de Dios.
¿Ostentación o silenciosa eficacia salvadora? La segunda tentación es la oferta de un modo distinto de llevar adelante el plan de Dios que el que Jesús se ha atrevido a adoptar. El pueblo judío tiene otras expectativas, es decir, la liberación social, «manifestándose» como un gran líder, que conduzca al pueblo a su liberación. Pero Jesús aparece como un profeta galileo sin apariencias. Jesús es invitado a «manifestarse» públicamente en Jerusalén (Jn 7), porque ese ha de ser el camino. Pero Jesús sube a Jerusalén «en oculto». Esta dialéctica de manifestación ostentosa y de ocultación es la tentación segunda. La victoria sobre esta tentación se ilumina plenamente en la cruz liberadora de la ley, del pecado y de la muerte, pero que provoca escándalo.
¿Poder temporal o salvación total y universal? La tercera tentación hay que entenderla en un pueblo sometido duramente por los romanos (roban, violan, extorsionan sin escrúpulo) que necesita una liberación tangible que ha de realizar el Mesías. Y quieren hacerle rey, le ofrecen el liderazgo político-militar. Los zelotas están detrás de esta tentación. Ellos esperaban y colaboraban con Dios en una acción sinergética que los enemigos fueran vencidos. Pero el plan de Dios tampoco en este caso coincide con el de las expectativas de su pueblo. El poder de Dios sé manifiesta de otra manera, y Jesús quiere encarnar y realizar ese plan: Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan (Sb 11,23). En esta realidad de la historia concreta de Jesús, las tentaciones recobran toda su viveza. Durante su ministerio tuvo que enfrentarse constantemente con gentes que le tentaban, le ponían a prueba insistentemente hasta abocar en la prueba final de la cruz, como recuerda Lucas: Acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo (kairós) oportuno (Le 4,13).

Reflexión Final:
Este primer domingo, nos invita, a la vez, a mirar a la primera alianza con otros ojos, y también a la alianza nueva o última con nueva esperanza. Pero para conseguir esta mirada, el secreto está en un acceso más asiduo y más auténtico a la Palabra. Cuaresma, tiempo de escucha de la Palabra del Evangelio, de reflexión, de fidelidad. Y todo como una preparación para la Pascua. Porque el creyente es invitado aquí y ahora a vivir en camino hacia la Pascua, sin renunciar a su historia humana y en esa historia de la salvación.(Fr. Gerardo Sánchez Mielgo O. P.)




domingo, 15 de febrero de 2015

DOMINGO 6° DEL TIEMPO ORDINARIO


“Sigan mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo”

 “Sigan mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo”. Poco más hay que decir, después de esta frase de Pablo. Es posible que hayamos iniciado alguna otra de estas reflexiones de forma parecida. Pero es que creemos tanto en la fuerza de la Palabra que, la mayor parte de las veces, es poco lo que se puede añadir. Aún así, abordamos con gran ilusión esta tarea de la Predicación o, más bien, del apoyo a ella, poniendo nuestras mentes y nuestros corazones en sus manos para que sea, de verdad, el Espíritu, quien hable por nosotros.

Y de nuevo, con el convencimiento bien instalado en nuestras vidas de que poco más que animar a “seguir el ejemplo” de Cristo, de Pablo, y de muchas otras y otros después de ellos/as, podemos hacer. Y seguir es eso: “ir después o detrás de alguien”, según reza el DRAE. “Pisar por donde pone el pie”, que dijo, en otro contexto y de forma más bella el poeta de Mieres.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

El objetivo del aislamiento del leproso consistía en preservar de la enfermedad al resto de la comunidad. Esta práctica significó una penosa situación para los leprosos, considerados como impuros, es decir, no aptos para el culto a Dios e indignos de participar en las cosas santas. Por eso, la curación de un leproso, o sea, su purificación, estaba supeditada a los sacerdotes.

Lectura del libro del Levítico 13, 1-2. 45-46

El Señor dijo a Moisés y a Aarón: Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. La persona afectada de lepra llevará la ropa desgarrada y los cabellos sueltos; se cubrirá hasta la boca e irá gritando: “¡Impuro, impuro!”. Será impuro mientras dure su afección. Por ser impuro, vivirá apartado y su morada estará fuera del campamento.
Palabra de Dios.

Salmo 31, 1-2. 5. 11

R. ¡Me alegras con tu salvación, Señor!

¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! R.

Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! R.

¡Alégrense en el Señor, regocíjense los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón! R.

II LECTURA

En toda tarea podemos dar gloria a Dios. Toda acción puede ser testimonio de su amor. Esto es lo que debe resaltar en nuestra vida, para no dar a nadie ocasión de pecado y hacer crecer la Iglesia de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 10, 31—11, 1

Hermanos: Sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para la Iglesia de Dios. Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse. Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.
Palabra de Dios.

ALELUYA         Lc 7, 16

Aleluya. Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo. Aleluya.

EVANGELIO

El leproso era como un muerto en vida: excluido de toda actividad social y sin contacto. Jesús envía a este hombre a presentarse delante del sacerdote: con esta acción quedaba restablecido para la vida pública. Jesús le devuelve no solo la salud, sino la posibilidad de ser reconocido, de ser alguien dentro de su sociedad. Porque Jesús no quiere la segregación ni la exclusión. Él vino a inaugurar el Reino de Dios, un reino donde todos y cada uno tienen su lugar.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 40-45

Se le acercó un leproso a Jesús para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: “Si quieres, puedes purificarme”. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, queda purificado”. En seguida la lepra desapareció y quedó purificado. Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: “No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio”. Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA

 “Vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento"

El seguimiento a veces, muchas, implica afrontar vivencias y situaciones que nos resultan complicadas de entender y, mucho más aún, de explicar. ¿Cómo explicar esta lectura del Levítico, y sobre todo, la realidad a la que se refiere, a un no creyente, o incluso, a un creyente de nuestros días? ¿Cómo va a querer Dios, ese Dios al que llamamos compasivo y misericordioso, que un ser humano viva en los márgenes de todo por padecer una simple enfermedad?

Efectivamente, los textos no son tan simples, y es mejor abordarlos desde los contextos en los que fueron elaborados y haciendo un esfuerzo por ponernos en el lugar de quienes los escribieron, intentando conocer su comprensión del mundo y, sobre todo, quitando responsabilidades adheridas al Padre-Madre Dios que, efectivamente, es compasivo y misericordioso y muchas cosas más que nuestra mente es incapaz de comprender y nuestra boca, poco experta para decir. Seguro que la explicación bíblica de este mismo domingo, a cargo de fray Miguel profundiza mucho más en esto, así que dejamos a los sabios que hablen.

La enfermedad en Israel era un castigo divino fruto de un pecado anterior -del enfermo o de sus antepasados- y, al mismo tiempo, causa de impureza para quienes le rodeaban. Por eso, las personas aquejadas de lepra debían vivir alejadas de las demás. Aunque ahora no podríamos entender que una situación así se produjera, no es tan extraña: millones de personas están en las afueras, en los márgenes, en el extrarradio de las ciudades, y hasta del mundo, por tener una piel diferente, por haber llegado de un lugar distinto, amar o mostrarse de otra manera.

Así que no estaría mal que pudiéramos traer a la memoria -la de la cabeza y la del corazón, si es que fueran distintas- a esas personas que todavía en nuestro siglo XXI son enviadas a vivir “fuera del campamento” porque no tienen, no saben o no son. Y si de la memoria y del corazón, pasan a nuestras manos y a nuestros pies, es decir, si nos movemos y hacemos algo por cambiar esas situaciones, pues tanto mejor.

“Cuando coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para gloria de Dios”

Y así nos daremos cuenta de lo que Pablo decía a sus queridos Corintios. No tendremos que hacer cosas muy extraordinarias para agradarle. No será menester morir, hacer grandes sacrificios o exponerse ante las multitudes... “Coman o beban o hagan cualquier otra cosa”, yendo y viniendo, trabajando y en casa; barriendo y fregando, pintando, componiendo, escribiendo o cultivando la tierra, qué sé yo, lo importante es en nombre de quién lo hacemos. Y si es en nombre del Dios de la Misericordia, del que nos anunció su Palabra viviente entre nosotros/as, entonces, no nos queda más remedio que hacerlo siguiendo sus pasos, poniendo nuestros zapatos en sus huellas e intentando hacerlo como Él lo hizo. ¿Y eso, cómo fue?

“Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero: queda limpio"

¿Pueden ver? Como ya anunciábamos al inicio, los textos son tan elocuentes que nos queda poco que añadir. Pues “enseñando y haciendo el bien”. Y poco más.

Solo un detalle más que nos ha llamado la atención de los textos en torno a la diferencia entre “estar fuera” y “estar dentro”. Dice el texto de Marcos que, después de curar al enfermo: “Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado”. La curación del leproso, hacer el bien y curar a los enfermos, deja a Jesús en la misma situación del leproso del Levítico. Se pone, o más bien lo ponen, en la realidad del ser humano al que ha devuelto la salud y sobre todo, la libertad.

Será esto mismo lo que en unas semanas, cuando alcancemos la Pascua, veamos que le ocurre al final de sus días: el ponerse del lado de las personas, especialmente de las que sufren, le acarrea una cruz, un martirio y la muerte. Entonces estará “fuera” también. Pero ese ponerse al servicio, esa entrega, ese dar la vida le harán estar definitivamente dentro: del corazón del Padre, de su reinado, de nuestras vidas. Y ahí es donde quiere estar.


ESTUDIO BÍBLICO

Iª Lectura: Lev 13,1-2.44-46: La lepra, entre higiene y maldición religiosa

I.1. El sentido de la primera lectura (Lev 13) no puede ser otro que ponernos sobre la pista de una ley de pureza que pretendía mantener a los hombres que padecían la enfermedad de la lepra fuera del ámbito de lo sagrado y de la identidad más radical del pueblo de Dios, del pueblo de la alianza. No se puede considerar que todo lo que la Biblia llama lepra corresponda a la famosa y técnica "hanseniasis" (el mal de Hansen). Es verdad que los Israelitas debían ser santos como su Dios era Santo, mandato que se refería a ser limpios física y moralmente (Lev 11,46 y 20,26). Las medidas higiénicas concernían a la convivencia social (Dt 23,15 y Lev 19,11-18); la construcción de sus ciudades y campamentos (Dt 23,9-14; Lev 11,1-33), basureros, dotación de agua, cuidado del cuerpo, así como de aspectos laborales y del descanso (Dt 16,24.25)), y otros. Se practicó el aislamiento de enfermos contagiosos (Lev 13) mediante la desinfección de ropa, objetos, instrumentos y casas por medio de la fumigación, el lavado o la ignición (Lev 20,26; Lev 14,32- 47).

I.2. Sin embargo, la injusticia o lo inhumano de una ley como ésta se explica, porque todo el mundo sabe que esta enfermedad siempre ha sido una enfermedad de marginación, o como hoy diríamos, tercermundista. Es verdad que siendo contagiosa podía afectar puntualmente a otras personas. De hecho, en la Biblia tenemos el caso sintomático en Naamán el sirio (2 Re 5,1-27), que quizás no era técnicamente lepra, al que se acerca el profeta Eliseo para mostrar que para Dios no hay distinción, en lo que se refiere a las miserias, entre los que pertenecen al pueblo de la Alianza y los paganos. Es ahí donde debemos incidir a la hora de leer este relato de hoy que ha de ser clave para la interpretación del evangelio.

IIª Lectura: I0 Corintios (10,31-11,1): La fuerza de los débiles en la comunidad

II.1. La comunidad de Corinto era una comunidad compleja, lo sabemos. Pablo tuvo que combatir en muchos frentes, ante muchas situaciones: es el caso de los que eran fuertes, abiertos, capaces de compartir su fe y su vida con no cristianos sin darle mayor importancia. Los otros, los "débiles" no lo entendían o no lo querían entender. El contexto de este texto en el que Pablo mismo se presenta como "modelo" de inculturación pastoral es muy sugerente. Está enmarcado en 1Cor 8,1-11,1 que ha dado pie a muchas opiniones, ya que trata de la postura que han de mantener los cristianos en una ciudad pagana como Corinto, con sus templos, sus dioses, sus sacrificios y otras cosas. Cómo tienen que vivir los cristianos en esta situación, )"a lo corinto" o, por el contrario, con un puritanismo rayano en el fundamentalismo del gueto?

II.2. El texto de hoy insiste sobremanera en la actitud de Pablo de ser predicador del evangelio. Frente a su mensaje liberador, no se entiende que los hombres estemos divididos y asustados por preconcepciones y actitudes que reflejan las divisiones de la sociedad; esas divisiones que consagra este mundo no pueden mantenerse frente al evangelio. Pablo sabe que hay débiles en la comunidad, pero se extraña, y mucho, que esos débiles, luego sean fuertes para las cosas que no merecen la pena en lo que se refiere a lo religioso y a lo sagrado. La lectura más en sintonía es que muchas veces nos escandalizamos de cosas que afectan a lo sagrado, y nos mantenemos indiferentes frente a injusticias, envidias y frente a los pobres.

Evangelio: Marcos (1,40-45): Liberar a los marginados, praxis del Reino

III.1. Es el último episodio de la "praxis" de la famosa jornada de Cafarnaún, antes de pasar a las disputas (Mc 2,1-3,6). Quiere ser como el "no va más" de todo aquello a lo que se atreve Jesús en su preocupación por los que sufren y están cargados de dolor, de miseria y de rechazo por una causa o por otra. En cierta manera es un milagro "exótico" por lo que implica de que, quien fuera curado de una enfermedad como la lepra, tenía que presentarse al sacerdote para ser "reintegrado" a la comunidad de la alianza. Los leprosos son "muertos vivientes", privados de toda vida de familia, de trabajo y de religión. El leproso cae de rodillas delante de Jesús (genypetéô). Es verdad que nos encontramos ante un hecho taumatúrgico sin discusión, pero es mucho más que eso. Incluso en razón de las exigencias de Lev 13-14, no basta con ser curado, sino que este hombre debe ir al sacerdote, es decir, al templo para que de nuevo recupere la identidad como miembro del pueblo elegido de Dios. Pero Jesús, con su "acción", ya está haciendo posible todo ello; ha ido más allá de lo que le permitía la ley; se ha acercado a la miseria humana, la ha curado, pero sobre todo, la ha acogido.

III.2. El relato evangélico está planteado, con mucho acierto, al final de la actividad de Jesús en esa jornada de Carfarnaún que nos ha venido ocupando los últimos domingos. La narración sigue un proceso liberador, en el que se ponen de manifiesto las actitudes de los hombres y los pensamientos de Dios. Un leproso, como ya hemos dicho, estaba excluido de la asamblea del pueblo de la alianza y debía presentarse al sacerdote, en el templo, en Jerusalén, el centro del judaísmo y de las clases poderosas. Aunque todo comenzara siendo una "ley de sanidad", como en Israel todo se sacralizaba, se llegó a dogmatizar de tal manera, que quien estaba afectado por ella, era un maldito, pasando a ser una "ley de santidad". Ya hemos dicho que esta es una enfermedad de pobres y marginados. Nadie, pues, se acercaba a ellos: su soledad, su angustia, sus posibilidades )quién podía compartirlas? Es el momento de romper este círculo infernal.

III.3. Jesús, que trae el evangelio, va a enfrentar a los hombres de su tiempo con todo lo que significa marginar al los pobres en nombre de Dios. Jesús se acerca a él, le toca (expresamente se dice que extendió la mano y le tocó, lo que implicaría que desde ese instante Jesús también quedaba bajo la ley sagrada de la contaminación); pero le cura y, con una osadía inaudita, le envía al sacerdote (a los que representan lo sagrado y el poder) para que sea un testimonio contra ellos y contra todo lo que pueda ser sacralizar las leyes sin corazón. El evangelio es un escándalo y pone de manifiesto eso de que los pobres nos evangelizan. Dios, pues, se hace vulnerable. No encontramos, pues, ante la fuerza poderosa de un "sistema" que debe ser vencido por la debilidad del evangelio. Lo lógica del sistema que está detrás de esa ley de santidad-sanidad, es la de autoconservación, hasta el punto de ser inexorable. Con esas realidades se encuentra Jesús en su vida y tiene que hacer opciones como las que aquí se muestran. La fuerza del Jesús taumaturgo, o médico, pasa a un segundo plano frente a su opción por los que viven día a día la miseria a que son reducidos todo los desgraciados.

III.4. En este relato de Marcos no es menos sugerente el mandato de Jesús de que no diga nada a nadie y el poco caso que hace de ello el "leproso" curado. El "secreto a voces" lleva la intencionalidad de este evangelista, porque pretende poner de manifiesto que más importante que la aceptación por parte del sacerdote de su curación, es proclamar (se usa, incluso, el verbo kêrýssein, que es propio del anuncio del evangelio en el cristianismo primitivo) que ha sido Jesús, el profeta de Galilea, quien le ha llenado el alma y el corazón de gratitud y de acción de gracias a Dios. La ley, aquí, frente al evangelio, también queda mal parada y, en cierta forma, anulada. Y si queremos, podemos ver que el "leproso" curado, ni siquiera va al templo, al sacerdote (el texto, desde luego, no lo explicita y yo opino que intencionadamente); no le hace falta, porque el evangelio que Jesús trae en su manos es más que esa religión que antes lo ha marginado hasta el extremo. (Fray Miguel de Burgos Núñez O. P.).








domingo, 8 de febrero de 2015

DOMINGO 5° DEL TIEMPO ORDINARIO


El evangelista Marcos nos va presentando la figura de Jesús en sus diferentes matices. Estos domingos que siguen a la celebración del misterio de Navidad, afirman el mensaje: Jesús es vida, Jesús es luz, Jesús es presencia cercana. No es cualquier vida: vida saludable. No es una luz cegadora que irrita, sino clarificadora y cálida. Es una presencia que no demanda protagonismo ni se crece a costa de los demás; sino es presencia que genera vínculos, restablece la esperanza, cultiva todo lo humano.

Necesitamos ejercitar una profunda, continuada y honesta escucha de la Palabra. El aprendizaje de reconocernos en la Palabra requiere hábito, hasta que se convierta en algo natural y necesario para crecer en la fe. La fascinación del discípulo y la necesidad de transmitir la fecundidad de la palabra a los demás, son notas de un compás que ha de armonizarse en el paso de cada día y nutrir el mismo silencio.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA.

I LECTURA

Job siente que la vida le pesa, ya nada lo satisface y sólo “dura” en lugar de vivir. No tiene un proyecto de vida que lo motive para salir del letargo. Su dolor, como el nuestro, clama ser redimido para que esa salvación lo vuelva a poner de pie. Y esto precisamente viene de Dios. Dejemos que el Señor mismo redima nuestro dolor, y pidamos su asistencia para poder liberar el dolor de nuestros hermanos.

Lectura del libro de Job 7, 1-4. 6-7

Job habló diciendo: ¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra? ¿No son sus jornadas las de un asalariado? Como un esclavo que suspira por la sombra, como un asalariado que espera su jornal, así me han tocado en herencia meses vacíos, me han sido asignadas noches de dolor. Al acostarme, pienso: “¿Cuándo me levantaré?”. Pero la noche se hace muy larga y soy presa de la inquietud hasta la aurora. Mis días corrieron más veloces que una lanzadera: al terminarse el hilo, llegaron a su fin. Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la felicidad.
Palabra de Dios.

Salmo 146, 1-6

R. Alaben al Señor, que sana a los afligidos

¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios, qué agradable y merecida es su alabanza! El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel. R.

Sana a los que están afligidos y les venda las heridas. Él cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre. R.

Nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida. El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo. R.

II LECTURA

San Pablo no siente el anuncio del Evangelio como una carga, sino como una responsabilidad. Él mismo considera que su misión es predicar a todo el mundo. Y en la misión misma está la recompensa, no hay un “bono extra”. Anunciar a Cristo, eso solo, y eso mismo, es la retribución a su misión.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 9, 16-19. 22-23

Hermanos: Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. ¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Predicar gratuitamente el Evangelio, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere. En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes.
Palabra de Dios.

ALELUYA        Mt 8, 17

Aleluya. Cristo tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades. Aleluya.

EVANGELIO

Los movimientos de Jesús son cautivantes: “Se acercó a la mujer”, “la tomó de la mano” y “la levantó”. Y la mujer, quizás mirando a Jesús, deja que él actúe, le deja hacer lo que tiene que hacer. Confía, se entrega, espera... Y así como ella, lo hicieron también todos esos enfermos y atormentados que se acercaron hasta Jesús con sus cargas y sus dolores, confiando en que en él encontrarían liberación.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 29-39

Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos. Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a éstos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: “Todos te andan buscando”. Él les respondió: “Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido”. Y fue por toda la Galilea, predicando en las sinagogas de ellos y expulsando demonios.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS.

Recuerdo que mi vida es un soplo

A pesar de todos los adelantos técnicos y logros de las capacidades humanas, la experiencia más inmediata que adquirimos es la de nuestra caducidad. Roza cuanto somos y vivimos. Esta experiencia no deberíamos valorarla de modo negativo sino al revés, constituye una primordial constatación de la realidad. El proceso que asume nuestra condición con sus posibilidades, que nos responsabilizan, y sus límites, que nos sitúan en una adecuada humildad, resulta la tarea más ardua que hemos de afrontar para llegar a ser lo que estamos llamados a ser. Tendemos a distanciarnos de lo real. A este desenfoque se siguen consecuencias concretas, errores frecuentes, elevadas cotas de insatisfacción. Job nombra la realidad como primer paso para superar la desesperanza.

Anunciándolo de balde

El anuncio a los hermanos de la confianza en el amor que nos habita, forma parte de la experiencia de sabernos amados por Dios. Forma parte de su misericordia brindada como regalo. Sentirnos acogidos como oportunidad maravillosa. La gratitud brota incontenible de la vivencia de la bondad de Dios vertida en la entraña profunda.
El anuncio nace de un imperativo interior, nunca de un estatus, de la seguridad prepotente o la competencia intelectual. La autoridad del testigo se fundamenta: en la conciencia de filiación, el descubrimiento de la vida en comunión, la alegría de la plenitud que crece dentro.

Se puso a orar

Galilea era la periferia en el Israel de Jesús. Después de las primeras resistencias a su mensaje, Jesús abandona el espacio cultual y reconduce su misión hacia las fronteras. Jesús va a la periferia desde su centro. Abandona la periferia de la superficialidad para acceder a lo esencial de sí mismo. La disponibilidad a la misión es proporcional a la intensidad de la oración, de la interioridad que adora. Los cristianos no somos un club que se reúne los domingos para recibir consignas. Somos un pueblo en camino que se sabe salvado y conducido desde dentro, hacia todos.
La experiencia orante es mensurable: si advierto hoy los mismos defectos y manías que hace veinte, diez o cinco años; persigo los mismos sueños, descanso en la inercia; avanzo en la rutina, me cierro a lo diferente o rehúyo el contraste y la crítica… Si éste es el color de mi paisaje interior, no oro de modo adecuado. Es imposible exponerse a la gracia y no nacer de nuevo.


ESTUDIO BÍBLICO
           
Iª Lectura: Job (7,1-4.6-7): Esperar contra toda esperanza

I.1. La primera lectura, del libro de Job, es lo que se ha llamado, con acierto, el lamento del “taedium vitae", el canto de la miseria que nos rodea en las situaciones más pesimistas de nuestra existencia. Para expresarlo, el autor, un sabio que se asoma al mundo que nos rodea para observarlo en profundidad, recurre a tres oficios duros y difíciles: la vida como un servicio militar y una disciplina inhumana, como esclavo que trabaja de sol a sol y como jornalero que aspira al final de la jornada para recibir salario y descansar como en un oasis. Es verdad que muchos viven así, quizás con el sentido escéptico de que no queda más remedio; sin valorar el mismo misterio de la vida, de lo que significa abrir los ojos y vivir esta vida… que a veces es hermosa y otras, desde luego, no lo es.

I.2. Job, quien vive el drama de una vida sin esperanza, como una lanzadera que va hacia la muerte, expresa los sentimientos de muchos hermanos nuestros que viven situaciones semejantes. Al final del libro tendrá que enfrentarse con Dios, y éste le hará ver que la vida, así tal como la hemos hecho y tal como queremos vivirla, no ha salido de sus manos. Él no has creado para la felicidad. Pero para ello, alguien (Jesús en el evangelio) y nosotros, ahora, tenemos que romper la espiral de la fuerza negativa y caótica que ello supone. Hay que esperar contra toda esperanza. Job no entiende, porque la vida eterna estaba lejos de haberse hecho un sitio en la teología de Israel, de que al final sus ojos sí podrán ver la dicha deseada.

IIª Lectura: Iª Corintios (9,16-19.22-23): La pasión por el evangelio

II.1. La lectura de la carta a los Corintios no solamente es la contrarréplica al anti-evangelio de Job, sino a todo lo que sea una llamada a lo más negativo de nosotros mismos. Pablo ha recibido la misión de anunciar el evangelio, buenas noticias, y ello, no es un oficio que requiera salario, sino que lo entiende como un don para ganar a todos los hombres. El sabe que eso no se paga, que no vale dinero, sino que es una gracia del que lo llamó a ser apóstol de los paganos y de todos los hombres. En otro momento el apunta la necesidad que tienen los evangelizadores de ser acogidos en sus necesidades por la comunidad, pero aquí Pablo está defendiendo su libertad más personal, la misma que nace del evangelio para no callar y para llevar a los hombres el mensaje de la salvación.

II.2. ¿Se puede dejar de anunciar el evangelio porque esta vida es como es? ¡De ninguna manera! Esta confesión personal de Pablo, escrita, desde luego, con retórica, viene a hablar de la “paga” de predicar el evangelio. ¿Cuál es? Ninguna objetivamente hablando. Porque incluso Pablo no ha elegido este camino, esta misión o este “oficio”. Lo ha elegido Dios mismo, en Cristo, que se lo ha impuesto. Ha perdido incluso su libertad, aunque podría decir que no. Esta es una forma de hablar y por eso decimos que está construido el texto con retórica. Pero esa es la pura verdad. Predicar el evangelio se ha convertido para él en una tarea cuya “paga” es el mismo evangelio, es decir, la buena noticia que hay en sus entrañas. ¿Quién da más? ¡Nadie! Esto se ha convertido en una pasión por nada; una pasión que le lleva incluso a cambiar su psicología personal para que el evangelio le llegue a todos. Al final, lo sabemos, la paga es la pasión por el evangelio.

Evangelio: Marcos (1,29-39): El evangelio “cura” las miserias

III.1. El evangelio de hoy es la continuación de lo que se había iniciado el domingo pasado con la actuación de Jesús en la sinagoga de Cafarnaún. Y lo que quiere ponerse de manifiesto es que aquella enseñanza liberadora que se hizo en el ámbito del lugar sagrado y en el día del sábado, no puede quedar petrificado allí. En la vida de cada día, enfermedad, muerte, opresión -como ha entonado desesperadamente Job-, nos acechan continuamente, pero Jesús ha venido para traer el evangelio liberador. Con su actitud desafiante, que se relata aquí como un ciclo de actuaciones de su vida, está poniendo en su sitio lo que debe ser el mensaje liberador de las buenas noticias. La enfermedad no es consecuencia del pecado; lo más santo y sagrado no esta cegado para nadie; Dios mismo busca a todas estas personas para llevarles esperanza. Eso es lo que significa esta jornada, jornada teológica, por otra parte, de Jesús en Cafarnaún.

III.2. La enseñanza con autoridad (exousía) de la que se hablaba en la escena de la sinagoga ha salido, pues, de lo sagrado y llega a la vida de cada día. Lo sagrado, lo religioso, lo espiritual tiene que ser humano. A Jesús, con fama de taumaturgo, le llevan todos los enfermos. Ya se sabe lo que es la gente para estas cosas y más en aquella sociedad y con aquella mentalidad. Pero no se trata solamente de la pura milagrería, sino de la pasión por ser feliz que todos llevamos en nuestro corazón. Jesús rompe todas las normas, entra en las casas, toca a los enfermos, aunque sean mujeres, sale a las puertas de la ciudad. La fuerza irresistible, así lo ve Marcos, de evangelio ya no la pueden manejar las autoridades a su antojo. Las sanaciones de Jesús se explican en las coordenadas de aquella mentalidad popular. Jesús “enseña” que hay que sanar a los enfermos (hoy lo hace la medicina) y una sanación “milagrosa” no tiene por qué ser más importante que lo que Dios quiere que se haga por el conocimiento de la naturaleza. Pero Dios pide, para todos los curados y liberados de sus males una fe y una esperanza que es la fuerza del evangelio.

III.3. El evangelista Marcos sabe que Jesús tenía que buscar una fuerza poderosa en la oración y en la intimidad con Dios, para decir y hacer lo que hizo en aquella “jornada”: ir a las casas, a los lugares públicos como la puerta de la ciudad, para liberar a los hombres de sus males. Ese y no otro, es el proyecto de Dios. Y aunque Jesús aparezca aquí como un taumaturgo, o algunos lo confundan con un milagrero que busca su fama (sus mismos discípulos así lo entendieron al principio), Jesús sabe retirarse para buscar en Dios la fuerza que le impulse a llevar el evangelio por todos los pueblos y aldeas de Galilea. En definitiva, el evangelio está frente a las miserias de la vida. Se ha hecho notar, con razón, que Jesús viene de parte de Dios como solidario con nuestras miserias. Pero además, en una lectura más en profundidad se nos muestra a Jesús luchando contra un sistema de vida y de ideas: los enfermos, los pobres, los marginados nos evangelizan; a ellos se acerca Jesús y con ellos nos llega a nosotros el evangelio. (Fray Miguel de Burgos Núñez O. P.).






domingo, 1 de febrero de 2015

DOMINGO 4° DEL TIEMPO ORDINARIO


Ojalá escuchen hoy su voz, no endurezcan su corazón

En el Evangelio de hoy Jesús se nos presenta como un verdadero Profeta dotado de autoridad en el sentido en el que aparece en palabras de Moisés en la primera lectura. Una persona que habla con autoridad despertando el interior de la gente de tal forma que una palabra suya, una orden, es capaz de liberar a un endemoniado. Su palabra liberadora y regeneradora toca el corazón de las personas, de una forma que sólo puede surgir de su experiencia de Dios. La coherencia del mensaje de Jesús y su fuerza es tal, que trasforma la realidad de quienes la escuchan.

Ojalá nosotros seamos capaces de escuchar la Palabra de Dios de tal forma que nos veamos regenerados y podamos capaces de expulsar de nuestro interior todo aquello que nos oprime y nos aleja de Dios.

DIOS NOS HABLA. CONTEMPLAMOS SU PALABRA

I LECTURA

El compromiso del profeta es enorme: tiene que anunciar la Palabra de Dios en forma plena, sincera, sin oscuridades ni acomodamientos. Esa es la invitación y el compromiso para nosotros, también profetas, sacerdotes y reyes.

Lectura del libro del Deuteronomio 18, 15-20

Moisés dijo al pueblo: El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre ustedes, de entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán. Esto es precisamente lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: “No quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran fuego, porque de lo contrario moriré”. Entonces el Señor me dijo: “Lo que acaban de decir está muy bien. Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene. Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuenta. Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá”.
Palabra de Dios.

Salmo 94, 1-2. 6-9

R. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor.

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R.

¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R.

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor: “No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras”. R.
  
II LECTURA

Si bien este texto sugiere llevar una vida célibe, sabemos que no es un consejo para todos los cristianos y cristianas, sino solo para aquellos que son llamados para ese estilo de vida. Más adelante, Pablo recomienda el matrimonio cristiano para vivir una vida santa. De cualquier modo, un buen estilo de vida siempre es un camino para vivir y construir el Reino de Dios.

Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 7, 32-35

Hermanos: Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor, buscando cómo agradar al Señor. En cambio, el que tiene mujer se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer, y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido. Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente al Señor.
Palabra de Dios.

ALELUYA        Mt 4, 16

Aleluya. El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz. Aleluya.

EVANGELIO

¿Qué es enseñar con autoridad? Es tener la certeza de que lo enseñado es realmente creído por quien lo anuncia. Y no solo creído, sino también vivido. Se trata de todo un compromiso y un desafío para que lo que anunciamos sea creíble por todos.

Ì Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 21-28

Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Y había en la sinagoga de ellos un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar; “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El espíritu impuro lo sacudió violentamente, y dando un alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y éstos le obedecen!”. Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Palabra del Señor.

MEDITAMOS LA PALABRA DE DIOS

La Primera Lectura nos anuncia la venida de varios profetas. De uno que será un profeta, que surgirá de entre los hermanos, que será uno de ellos. A la vez Dios denuncia la existencia de falsos profetas que no anunciaran su palabra sino la suya propia.

Moisés aparece en el texto como mediador, que anuncia la venida de otro, un profeta que dará plenitud a la comunicación con Dios.

En una época convulsa llena de adivinos y lectores de augurios, el profetismo deuteronómico presenta una alternativa, un contramodelo, denunciando la existencia de esos falsos profetas. El verdadero profeta descubre la palabra de Dios en la profundidad de su interior y lee su huella en la realidad de los hombres, en su propia realidad.

Para nosotros Jesús es el culmen de la tradición profética que recorre toda la Escritura, porque en el encontramos la revelación plena.

El salmo es un himno de alabanza en línea con la Primera Lectura que destaca la importancia de escuchar la Voz de Dios, “Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón”. Solamente con el corazón abierto se puede escuchar de verdad si se pretende que algo de lo que te digan tenga algún tipo de influencia real en tu vida. El Salmo, no habla de los oídos, de oír, como oímos todos los días los cientos de noticias que nos presentan y que no cambian en nada nuestra realidad. Las oímos y las olvidamos. El Salmo habla de escuchar y de escuchar con el corazón abierto, que es la única de escuchar de verdad. Y Dios sabe que ya ha pasado, que pasa y que seguirá pasando, que el habla y nosotros no le oímos, pero no por eso deja de hablarnos a todos y cada uno de nosotros.

En la Segunda Lectura San Pablo esta responder a las preguntas que le envían de la Comunidad de Corinto que empezaron el Domingo Pasado. La realidad de Corinto en esa época condiciona lógicamente su respuesta. Corinto era el puerto de tránsito entre Oriente y Occidente en el Imperio Romano, uniendo el Peloponeso con la Grecia continental y la Península Balcánica, y era tan famosa por la prostitución como por el comercio y la producción de cerámica.

En esa realidad Pablo ensalza los valores de dedicación al Señor desde el celibato realizando una comparación desde su propia realidad. Hay que tener en cuenta que en esa época, se esperaba una venida inminente de Jesús y el final de los tiempos. Además la realidad del hombre y de la mujer estaba claramente diferenciados en los espacios público y doméstico.

Pablo no ensalza un modelo de vida porque sí, sino como medio para servir a Dios y a los hermanos. Ese medio para servir a Dios hoy puede ser perfectamente la familia. Necesitamos familias cristianas que sirvan como primer vehículo trasmisor de la fe tanto como célibes encargados de los ministerios eclesiásticos, dado que ambos se complementan. Sin fe vivida y compartida en las familias de poco sirven anuncios lejanos en Iglesias vacías, y familias que no pueden a recibir los sacramentos por ausencia de sacerdotes tampoco pueden decir que viven una fe de forma plena. Por lo tanto, lo que Pablo nos dice hoy, es que sea cual sea nuestra forma de vida, ésta debe de estar dedicada al Señor.

En el Evangelio Marcos nos describe la primera actuación de Jesús en Cafarnaún después de haber llamado a sus discípulos. El texto forma parte de un relato más amplio que se conoce como “la jornada de Cafarnaún”.

Jesús comienza el sábado acudiendo a la sinagoga y comentado la Escritura. Es curioso que a pesar de no haber recibido formación rabínica, Jesús les deja extrañados por la autoridad (exousía) de sus palabras. Esta autoridad nos pone en sintonía con el profetismo al que se refería la primera lectura, el que nace de la voz de Dios en nuestro interior, es una autoridad que no se puede aprender.

El texto no aclara de qué estaba hablando Jesús, pero por coherencia de la acción está claro que sus palabras son liberadoras y fuente de vida.

Jesús convierte sus palabras en obras, dando una coherencia total a su mensaje. Jesús habla y su propia palabra trasforma la realidad de quienes le escuchan. El mal del endemoniado sale de él tras escuchar la Palabra de Jesús.
La liberación endemoniado habla claramente de un mensaje regenerador, de una buena noticia que crea una nueva vida al que le escucha. Hay que tener en cuenta el estigma que suponía en esa época la enfermedad y el sentido teológico de castigo por las faltas propias o paternas que tenía. Jesús se dirige a él directamente y le libera.

Cuando el endemoniado escucho la orden de Jesús se retorció y dio un grito antes de salir. ¿Qué pasa en nuestros corazones cuando escuchamos el mensaje de Jesús que denuncia nuestras miserias y anuncia que podemos vivir de otra manera? ¿No se retuercen en cierta forma nuestros estómagos cuando vemos imágenes de dolor, de la guerra, de sufrimiento?

Pues, ojalá ese retorcerse sirva para que la apatía, la pereza la comodidad, el conformismo o el fatalismo salgan de nosotros y dejen espacio en nuestro corazón para el mensaje liberador del amor de Dios que nos empuje a cambiar primero en nuestro interior para después poder contribuir a cambiar nuestro entorno.

No es un cambio indoloro, pero si es un cambio necesario y liberador.



ESTUDIO BÍBLICO

Jesús enseña con "autoridad" liberadora

Iª Lectura: Deuteronomio (18,15-20): El anhelo de un “profeta” verdadero

I.1. La primera lectura es un texto de los llamados “programáticos” en la teología deuteronomista, una teología de inspiración profética, que habría de dar como fruto una reforma en tiempos del rey Josías (621 a. C). Porque el libro del Deuteronomio sirvió como apoyo a los israelitas piadosos, que trasladados a Judá después del 721 a. C., traerían sus mejores tradiciones religiosas. Estos habrían de influir en algún círculo profético, que ponía su mente y su corazón en una vida más concorde con la Alianza que Dios hizo con Moisés en beneficio del pueblo. Aunque ahora ciertas cosas nos parezcan tradicionales, en aquél entonces eran verdaderamente renovadoras frente a los círculos del poder religioso, social y político.

I.2. En este texto se nos habla de la comunicación directa con Dios y de la transmisión de su palabra. En él se presenta a Moisés como mediador, pero anuncia un profeta definitivo que llevará a plenitud esa comunicación con Dios. Es un texto que ha venido a ser muy sugerente y del que se han valido casi siempre los que esperaban mucho más de la religión del Israel. El “profeta” no está definido y se presenta como verdadera alternativa al mismo Moisés. No está definido el profeta, porque es una misión de mucha envergadura. Los cristianos, de una forma muy particular, lo aplicaron a Jesús. Para muchos autores el texto de la sinagoga de Nazaret de Lc 4,16ss tiene algo de ello, aunque sea otro texto de Is 61,1-2 el que lo sustenta realmente.

I.3. Israel siempre suspiró por ese profeta definitivo, escatológico, pero no supo verlo en el momento adecuado. Es un texto que debe contemplarse como la gran alternativa a magos, adivinos, vaticinadores, etc.. El profeta no es ese tipo de hombres, ni desempeña esa función, como muchas veces se ha interpretado erróneamente. Su sintonía con Dios radica en saber escuchar sus palabras en lo más profundo de su ser, y de rastrear su impronta en la historia de los hombres. Es verdad que ha habido profetas verdaderos y profetas falsos, pero el pueblo ha sabido distinguir perfectamente entre unos y otros.

IIª Lectura: Iª Corintios (7,32-35): Para dedicarse a las cosas del Señor…

II.1. La segunda lectura es un texto que continúa con el tema de las preocupaciones de este mundo, como en el domingo pasado. Le han preguntado a Pablo algunas cosas desde la comunidad de Corinto y debe responder sobre el particular: ¿qué sentido tiene la virginidad, el no casarse con respecto al matrimonio? (7,1-40). ¿Qué es lo mejor para un cristiano o una cristiana? El contexto de lo que significaba el celibato y el desprecio de la mujer en una ciudad con fama de libertina, como era Corinto, no se puede obviar a la hora de valorar el conjunto.

II.2. Elegir el celibato con objeto de estar más libre para las cosas del Señor: predicación, compromiso comunitario… no debe significar un grado de perfección o un desenfoque desmesurado de la vida cristiana. Pablo habla desde su experiencia personal: si hubiera estado casado no podría haber trabajado de la misma manera en la predicación y en la fundación de comunidades, con desplazamientos e incluso con persecuciones por el anuncio del Reino… Pero su experiencia personal e intransferible no puede ser modelo legítimo más que para aquellos o aquellas que quieren dedicarse con absoluta libertad a esta causa. Fuera de ello, dedicarse al Señor y al Reino en la vida familiar es posible y necesario, pero no sería legítimo abandonar esas obligaciones que en el texto se llaman “del mundo” y que debemos entender como las cosas perentorias de la vida de cada día. Y entre ellas complacer al esposo o a la esposa y a los hijos

II.3. Sobre este texto se ha hablado mucho con respecto a la mentalidad ascética de Pablo. Desde luego, no podemos decir que el apóstol considera la vida célibe como más perfecta que la vida matrimonial, pero llama la atención sobre el hecho de que los que elijan no casarse -se está hablando de cristianos/as-, lo hagan con la intención de dedicar su tiempo y su esfuerzo a la causa del evangelio, ya que las personas casadas han de atender a las necesidades de la familia; sus preocupaciones por lo necesario para una familia son más fuertes. La vida no matrimonial deja más libertad para las obligaciones religiosas. Sin embargo, eso que Pablo escribió en la perspectiva de una final que se esperaba (es el texto inmediatamente anterior), cambia radicalmente en nuestro mundo y en la visión actual del matrimonio y la familia cristiana, porque todos los cristianos, casados o no, estamos llamados a dedicar nuestra vida a la causa del reino.

Evangelio: Marcos (1,21-28): Las Buenas noticias de Dios, “desdemonizan”, es decir, liberan.

III.1. El evangelio de Marcos nos presenta la primera actuación de Jesús después de haber llamado a los discípulos. Entran en Cafarnaún y después en la sinagoga. Este es un relato que forma parte de un conjunto teológico, formal y literario, que se conoce como la “jornada de Cafarnaún (1,21-3,6)”. El evangelio de hoy es digno de consideración y de reflexión porque casi siempre se ha leído de una forma neutral o insustancial. Pero esta escena tiene mucho de programa en el evangelio de Marcos. Cuando en Mc 1,14-15 se anunciaba el tiempo nuevo, es ahora cuando se va a describir por qué es verdaderamente nuevo y cuál es su alcance. Los personajes son la “gente” y un “endemoniado”, es decir, los sencillos y los oprimidos. No tendría sentido que tratemos de identificar la “patología” de este enfermo, porque yo considero que la “patología”, además de psicológica, viene a ser espiritual y teológica y, por lo mismo, no menos humana.

III. 2. Comienza en el día del sábado, dedicado al descanso para escuchar la palabra de Dios. Varias cosas debemos retener de esta narración: Jesús es invitado a comentar las Escrituras, y desde el comienzo, su enseñanza provoca la admiración, con toda seguridad por lo que dice. La gente le reconoce «autoridad» (exousía), cuando sabemos que Jesús no se había formado a los pies de un rabino, sino que todo lo sacaba de sí mismo, desde su experiencia interior. Ello pone de manifiesto que está en sintonía profética con Dios, y, por lo mismo, que se está cumpliendo lo previsto en el texto de Dt 18. Debemos entender que aquí la autoridad tiene ese sentido de fuerza profética que no se puede aprender en escuela alguna ni con ningún maestro de la ley. Al principio y al final del relato el coro de la gente se hace testigo de algo nuevo e inaudito. El “exorcismo”, como centro del relato, es la excusa “histórica” para que la gente respire con la llegada de este profeta a la sinagoga.

III.3. Le gente intuye que no es un comentador ramplón de textos de la Ley o de los Profetas, sino un verdadero creador de buenas noticias, con las que ha de enfrentarse a todas las situaciones (en cumplimiento de Mc 1,14-15). Es verdad que el texto no nos dice lo que Jesús hablaba, porque el objetivo en este caso es poner de manifiesto la “fuerza” liberadora y salvadora de su palabra en aquel personaje misterioso que se siente provocado por la explicación que Jesús hace de la Escritura. No sabemos si está comentando un texto de la Torah (de la ley) o de los profetas, como sucede en la narración de Lucas, en Nazaret (Lc 4,16ss). Pero el espíritu del relato apunta claramente al mismo tenor de las buenas noticias, por las que al hombre “enfermo” le aflora lo “endemoniado” que siempre había creído ser, como le habían enseñado tradicionalmente los “teólogos” y terapeutas de siempre.

III.4. La mentalidad de la época sobre el “endemoniado” debe tenerse muy en cuenta a la hora de leer e interpretar este relato. La palabra profética de Jesús hace que de aquél hombre salgan sus males, su misma mentalidad demoníaca, que le había provocado la “doctrina” tradicional y a-teológica de los encargados de la sinagoga. Es muy posible que algunos interpreten la capacidad de Jesús para enfrentarse como un psicoterapeuta al enfermo… pero sería demasiado técnico este asunto, Hay un trasfondo religioso y teológico, que no podemos olvidar. Si era un enfermo, estaba pagando alguna falta; esa era la tesis tradicional en el judaísmo de la época. ¿No era eso para endemoniarse? Jesús, pues, rompe barreras; pone de manifiesto la falsedad de una teología que atribuye a Dios lo que es de los hombres, de sus mentalidades cerradas y anquilosadas en el pasado y en un Dios sin corazón. Su interpretación hace de la sinagoga un verdadero ámbito de libertad, donde se escuchan palabras de vida y no de muerte.

III.5. En este relato tan particular se enfrentan dos mundos, el del enfermo y endemoniado con su doctrina y su mundo roto en mil pedazos y el del Jesús, el profeta que, de parte de Dios, anuncia un tiempo nuevo. Incluso los enfermos se resisten a dejar de ser lo que eran, o los que los otros querían que fueran. Su venganza es decir quién es Jesús, el “santo de Dios”, y esto en el evangelio de Marcos es como romper “el secreto mesiánico” que solamente había de revelarse en el fracaso de la cruz (allí lo hará un centurión pagano, Mc 15). Pero ya aquí se adelanta algo del triunfo de Jesús. Al revelar el “endemoniado” quién era Jesús, estaba poniendo de manifiesto que era capaz de reconocer la mano de Dios, como la gente, donde los encargados y dirigentes de la “palabra” y de las cosas de Dios solamente se ocupaban de condenar y de privar de dignidad y libertad a las personas. Este, y no otro, es el sentido de este relato que, sin duda, tiene cosas históricas de la praxis de Jesús de Nazaret. Pero lo más importante son sus significaciones, expresadas simbólicamente y no por ello menos reales, para los que acogen el mensaje nuevo de Jesús: las buenas noticias de parte de Dios, liberan psíquica y espiritualmente. (Fray Miguel de Burgos Núñez O. P.).